Tercer día de estar abierta la tesis, 2.300 visitas.
@londones @blogmaniacos gracias por compartir. Acabo de empezar a leer: emocionante. ¡Enhorabuena anticipada!
— Isabel Ibarrola (@iibarrog) agosto 5, 2014
Pero, tras las lágrimas que hacen aflorar los correos que llegan, de los amigos queridos…hay que buscar la distancia para tratar de comprender el fenómeno.
Permitidme que, de momento, solo comparta mis ojos llenos de agua, por emoción profunda y gratitud infinita.
Toni Solano, con tus palabras, describes la habitalilidad de nuestras vidas.
Más allá del indudable valor filosófico de los diálogos socráticos, o platónicos, según se mire, el propio género dialéctico constituye un punto de partida para intenciones muy diversas. Luciano de Samósata utilizó el diálogo como vehículo de la sátira o el humor, los hermanos Valdés como herramienta de crítica erasmista, Luis Vives como guía para aprender la lengua latina… La multiplicidad de puntos de vista, la versatilidad del coloquio para abordar temas diversos, la claridad de la conversación para transmitir mensaje sin ambigüedad… todo ello permite que un texto dialéctico permita alcanzar altos niveles de comunicación y buenas dosis de persuasión. Nos hallamos ante una tesis dialéctica, forjada en su mayor parte por las voces de Mercedes y Conchita que actúan como hilo conductor, como un leitmotiv muy musical al que se une un coro de voces que aparecen de fondo cuando lo exige el guion. Hay quien dice que la pedagogía no es una ciencia; también lo dijeron de la filosofía e incluso de la astronomía. No entiendo mucho de teorías porque solo soy un maestro, un profesor, pero he aprendido más pedagogía leyendo la tesis-conversación de Mercedes y Conchita que con varios estudios sesudos sobre el tema. Puede que alguno se pierda en esa charla ramificada, digresiva, errática solo en apariencia -también de Cervantes dijeron que divagaba al escribir su Quijote-, pero en tiempos líquidos solo deberían admitirse tesis líquidas, tesis con conclusiones inaprensibles, tesis que dejen al lector con la impresión de haber vivido un momento único, irrecuperable.
Me gustaría ser más preciso a la hora de reseñar una tesis, pero en esta ocasión soy juez y parte. Esa conversación me incluye, he estado escuchando en algún momento entre bastidores, he formado parte del coro cuando Mercedes me dio pie, he sufrido varias veces un inquietante déja vu que se ve venir, que crece y te alcanza sin que puedas huir. No puedo reseñar con frialdad una tesis en la se tocan tantas notas, tantas fibras. Solo puedo decir al posible lector que, como en los diálogos clásicos, hallarás en ella filosofía y crítica, humor y amor, ciencia y conciencia, cariño y dolor… Pero, si buscas una tesis convencional, vagarás sin rumbo y solo hallarás el consuelo de dos voces que saben bien de qué hablan.